UNA OPORTUNIDAD DE ORO

Ha llegado hasta mis oídos la historia -seguramente cierta- de una inmigrante peruana que vivía en Alcalá de Henares. Conoció por medio de internet a un compatriota suyo inválido de nombre Gilberto. A Gilberto le habían ido bien los negocios y tenía un patrimonio considerable. Consciente de que no viviría muchos años, deseaba dejar su cuantiosa herencia a una mujer peruana, ya que él carecía de familiares a quienes poder transmitir su fortuna.

Aunque María -así se llamaba la mujer- era bastante más joven que él (26 años de diferencia), Gilberto le propuso matrimonio con unas condiciones muy concretas. Una vez casados ella debía cuidarle. No habría relaciones sexuales entre ellos debido a la invalidez que le mantenía en una silla de ruedas. La fidelidad debía ser respetada. Y, tras la muerte de Gilberto, María, si cumplía las condiciones señaladas, se convertiría en la única heredera de todos los bienes de su cónyuge. María aceptó el acuerdo de buen grado y se celebró la boda.

Durante los primeros años de matrimonio todo fue bien. María no necesitaba trabajar. Vivía como una princesa, el sueño de su vida. Tenía una empleada del hogar a su servicio. Habitaba en un chalet de lujo. Y su marido le estaba pagando la educación y los estudios que la pobreza le había negado en su niñez.

Las cosas iban bien hasta que Gilberto empezó a sospechar que su esposa se veía con otro hombre. Un día, María le dijo que había planeado un viaje a Perú para visitar a sus familiares. Iría sola a su país de origen y no quería que Gilberto la acompañara al aeropuerto, ya que según le dijo ella: "Las despedidas me entristecen". Gilberto, impulsado por la desconfianza,  pidió a su chófer particular que le llevara en coche al aeropuerto de donde salía el avión para Cuzco, sin que lo supiera su esposa. 

Allí en el aeropuerto Madrid Barajas descubrió a su mujer con un hombre más joven que Gilberto. La pareja se besaba y abrazaba. Aquel hombre era sin duda el amante de María. Y el chófer, siguiendo las instrucciones de Gilberto sacó fotos comprometedoras de la pareja besándose.

Cuando María regresó de su viaje a Perú, Gilberto se separó de ella, por causa de la infidelidad. El testamento que la reconocía como heredera universal de su esposo fue anulado de inmediato. María había perdido una oportunidad única para salir definitivamente de la pobreza. En años posteriores, al rememorar lo sucedido, se lamentaba amargamente por su torpeza.

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