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Mostrando entradas de junio, 2015

LA VIDA SEXUAL DE DON QUIJOTE

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- Mire, vuesa merced, que las malas lenguas no descansan y andan diciendo que Don Quijote es asexual, ya que ha idealizado tanto a Dulcinea que no tiene trato carnal con ella. Para afirmar esto dan como prueba el hecho de que en ningún capítulo del relato escrito sobre sus aventuras, el famoso Caballero Andante se acuesta con la dama de sus pensamientos ni manifiesta desearla. - No hagas caso de gentes murmuradoras y maldicientes, Sancho, que en este mundo, por desventura, son multitud. Lo único que pretenden es desprestigiarme. ¡Qué sabrán esos calumniadores de mi vida íntima! Lo cierto y verdad es que después de cada aventura, suelo hacer una visita a mi amada Dulcinea, primera entre las mujeres y dueña de mi corazón, y le relato en detalle mis hazañas y cómo he arrostrado mil peligros, combatido malhechores, batallado con arrojo, sufrido los efectos perniciosos de encantamientos y arriesgado mi vida, todo ello para merecer su afecto, no menos que su admiración. Por supuesto, ma

SEBASTIÁN Y LA FIESTA DE DISFRACES

No entraba en mis previsiones encontrar a Sebastián en un club liberal disfrazado de romano. Pero me alegré al verle y enseguida le saludé afectuosamente. Nos pusimos a charlar mientras tomábamos una copa en el bar del local donde se estaba celebrando una fiesta de disfraces. Conocí a Sebastián hace varios años en un grupo de "singles" llamado "Círculo de Ocio y Amistad". Dentro de este grupo había alcanzado un más que merecido prestigio como seductor. Muy pocas mujeres -por no decir ninguna- eran capaces de resistirse a sus atractivo. Sebastián se distinguía por una armoniosa y poco frecuente combinación de educación, simpatía y afabilidad. Voz sedosa, buena estatura, pero no especialmente apuesto. Sabía estar e inspiraba confianza. Su comportamiento  era moderado, mostrándose siempre afectuoso en el trato personal. Parecía tener unas dotes excepcionales o un sexto sentido para detectar a la mujer que estaba más receptiva cada noche. Rara vez cometía equiv

CE-HOTELES

A veces peco de ingenuidad. Me dejé malaconsejar por un conocido del barrio donde vivo. Ya ves tú: las tonterías que hace uno. Le pedí que me recomendara un hotel tranquilo fuera de la ciudad donde yo pudiera descansar un fin de semana alejado del bullicio y el frenesí de Bilbao. La verdad: estaba harto de prisas, atascos de vehículos, humos y contaminación (que ha disminuido, pero sigue siendo un problema en esta ciudad), sin olvidar la presión mediática a base de noticias sobre politiqueo, los últimos asesinatos y sucesos cargados de negatividad o directamente catastróficos. Este conocido enseguida me recomendó un hotel de la cadena CE situado a las afueras de la urbe bilbaína, en medio de un paraje espléndido y muy cerca de un bosque. El entorno natural era bastante bueno. En ese aspecto no puedo expresar queja alguna. Pero había otros inconvenientes para un urbanita como yo, necesitado de una cura de relajación urgente. Llegué al hotel el viernes por la tarde, unas horas