EL CALABACÍN

Acuden a mi memoria las charletas que mantenía con un compañero de instituto. Este muchacho me hablaba con bastante detalle de cómo utilizaba un calabacín, a modo de consolador, con una amiga suya. Iba introduciendo despacio un calabacín de buen tamaño, enfundado en un condón, por la vagina. Ella estaba totalmente espatarrada, en cuclillas sobre un sofá y se estremecía jadeando de forma entrecortada, a veces soltando gemidos que más parecían de dolor que de gusto, mientras aquella cosa verde y tan dura entraba, salía o giraba, manipulada por una mano masculina.

Esta historia aparecía de forma recurrente en las conversaciones con este compañero de estudios a veces paseando por las calles del barrio madrileño de Malasaña. Llegué a pensar que estaba algo obsesionado con el dichoso calabacín y me parecía gracioso que para adquirir su vibrador, su juguete sexual favorito, no necesitara ir a un sex shop sino que se dirigiera directamente a una frutería.


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL TEMPLO DEL DOLOR

EL SEDUCTOR SEDUCIDO

POR DETRÁS ME GUSTA MÁS