Paula B.B. es brasileña y bisexual. Trabaja como prostituta en un domicilio particular, junto con otras chicas. Siguiendo mi costumbre, le pedí que me contara cosas acerca de su clientes: anécdotas, situaciones divertidas, comportamientos peculiares... Luego de echar un buen polvo, como sólo una fogosa brasileña es capaz de hacerlo, comenzó a hablar, mientras todavía estábamos tumbados en la cama. Me dijo que, aparte de los sevicios estándar (felaciones, dejarse chupar la tetas, polvos en diversas posturas, etc.), algunos clientes le hacían peticiones que incluso a ella, bien curtida en estas lides, la sorprendían. Primera historia. Tenía como cliente a un matrimonio. El marido era heterosexual y la esposa bisexual. Para que su señora pudiese disfrutar de los placeres que puede proporcionar una mujer, siguiendo sus inclinaciones naturales, su marido contrataba los servicios de Paula. A veces, mientras ellas dos se liaban en la cama (por cierto una cama rodeada de espejos q...