UNA VIDA "SÚPER" ENTRE COMILLAS

La vida de la bellísima Silvia Paramoount había alcanzado unos niveles súper en más aspectos de los que ella hubiera deseado.

Para empezar, su belleza física era de por sí algo extraordinario, claramente por encima de la media. Se convirtió meteóricamente en una "top model" internacional que exhibía su palmito por las pasarelas de medio mundo. El listón de las ambiciones que albergaba en su mente también se situaba a una altura muy elevada.

Sin embargo, la criatura estaba superdelgada; casi daba grima verla cuando desfilaba en los grandes certámenes de moda, tan flaca. Para llegar a los estratos superiores de la profesión, Silvia tuvo que chupar cantidad, pero cantidad de pollas empalmadas de directivos y mandamases que controlaban los resortes de ese mundillo del modeleo. Sólo ver entrar a la despampanante modelo en sus despachos, a esos tíos petardos ya se les ponía dura como el mármol.

Cuanto más quería ascender en el escalafón, más vergas y con mayor frecuencia se veía obligada a lamer. En síntesis: "a más ambición, más felación". Esta fórmula era fácil de entender y recordar. Todos los que se movían en el sector industrial de la pasarela conocían la fórmula, que era como una ley no escrita.

Sin olvidar, naturalmente, los incontables superpolvos que tuvo que dejarse echar, como precio por los favores recibidos. "Así es chica -le decían si quieres que te abramos puertas, ábrete primero de piernas",. Los sátiros que ocupaban los despachos de directivos no dejaban escapar aquel bomboncito de licor.

A estos gajes del oficio, al parecer inevitables, se sumaba el rollo del droguerío. Con el fin de aguantar el hambre provocada por las dietas extremadamente rigurosas, el hecho de permanecer a menudo lejos de su familia a causa de los viajes, el superestrés de los desfiles de moda de "alto standing" (o "alto putanding", como decían los socarrones), los fiestorros a los que acudía el pijerío planetario y la fatuidad insufrible de esos ambientes, Silvia no halló otro asidero mejor que tomar superdrogas de diseño. Menudos colocones agarraba la chavala.

Parte del dinero que ganaba iba destinado a la adquisición de estupefacientes, cuya ingesta la mantenía espabilada y en forma para soportar aquel ritmo trepidante, aunque fuera artificialmente y a costa de una porción no desdeñable de su salud.


La profesión de supermodelo también tenía ventajas. Hizo alguna amiga entre sus colegas. Vestía superprendas originales recién salidas del taller de modistos de renombre. La verdad es que cobraba una pasta gansa. Entre la lista de pros, asimismo figuraban las felicitaciones que recibía por sus trabajos en revistas especializadas como modelo publicitaria de ropa, joyas y perfumes con "glamour".

Volviendo a los inconvenientes, se me olvidó en el tintero el problema con los novios. Para ella era prácticamente imposible tener noviazgos de larga duración. Los continuos viajes se lo impedían. Tras varias rupturas, no lo intentó más.

Sabido es que las carreras de las modelos, como le sucede también a los futbolistas, no se dilatan mucho en el tiempo. Cuando cumplió 29, Silvia no tuvo más remedio que poner fin a su trayectoria profesional, tan sólo una década después de haber comenzado. Ya empezaba a "ser mayor", según los parámetros de valoración de los ejecutivos que manejaban el tinglado de la moda.

Se retiró superpronto, con dolor de mandíbula, de tantas mamadas que había realizado. El coño lo tenía medio trastornado por los muchos penes de gerifaltes y ejecutivos altos y medios que habían penetrado en su Jardín de las Delicias. También sentía molestias en su orificio anal por razones que no es preciso explicar.

Menos mal que no todo su sueldo lo gastó en drogas, pastillas para dormir, antidepresivos y cremas para aliviar la irritación de los esfínteres. Por fortuna, Silvia fue previsora y consiguió ahorrar. Cada mes ingresaba sin falta en su cuenta bancaria una suma destacable y no la tocaba, a pesar de las tentaciones que a veces la asaltaban.

Con esos ahorros montó una empresa de cosméticos "pour femme", de línea ecológica, que ella, bien conocedora del significado del prefijo súper, tanto en sus sentidos positivos como lamentables, bautizó con el nombre de: "Supernatural Cosmetics". 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL TEMPLO DEL DOLOR

EL SEDUCTOR SEDUCIDO

POR DETRÁS ME GUSTA MÁS