PLANETA ANDROGÍN

SUS HABITANTES


El planeta Androgin estaba habitado por una Humanidad con características diferentes a las del género humano que poblaba la Tierra. 




Una de las diferencias principales radicaba en la sexualidad, cada androgín estaba dotado potencialmente de ambos sexos: el masculino y el femenino. Podía elegir ser hombre o mujer por un período de tiempo y luego cambiar. Expresado con otras palabras, los androgín disponían de un género sexual reversible a voluntad.



Las ventajas de esta capacidad para transformarse según su libre albedrío eran numerosas. Una de ellas es que cada androgín disfrutaba del placer sexual del hombre y de la mujer.



Todos los androgíns sin excepción reunían las condiciones biológicas para ser madres y padres, de tal modo que existían androgíns madres de tres hijos y padres de dos, por ejemplo. La naturaleza había sido generosa con ellos. Y los androgíns le estaban muy agradecidos por esta asombrosa versatilidad.



Además, siguiendo con las ventajas, los androgíns poseían las virtudes y cualidades psicológicas de uno y otro sexo. Conocían por experiencia directa (y no a través de explicaciones teóricas) los rasgos tanto mentales como físicos de ambos sexos. Lo cual suponía una excelente ventaja, a la hora de relacionarse entre ellos. Como conocían de primera mano las características del otros sexo, las relaciones interpersonales eran bastante buenas en general.




No se imaginaban en absoluto cómo era el sexo complementario ya que habían experimentado de verdad la naturaleza femenina y masculina. Como consecuencia de este conocimiento el amor entre androgíns era más pleno, si se compara con el de la Humanidad terrestre. Se conocían mejor en diversos aspectos: sus limitaciones, conductas, cualidades, defectos, etc.


En el plano erótico-sexual, la sexualidad era muy intensa y extraordinariamente placentera, pues los androgíns eran expertos amantes. Sabían dar placer a hombres y a mujeres indistintamente. Además, al tratarse de sexos reversibles, en la misma noche podían experimentar el placer femenino y masculino. Las parejas de androgíns, como queda dicho, cambiaban de sexo según sus deseos, curiosidad y apetencias cuantas veces quisieran.



En cuanto a su sociedad y cultura, los androgín en términos generales, llevaban una vida dichosa, sin conflictos destacables de tipo social, político o económico. El entorno natural, muy generoso, les proveía de buenas cosechas, agua abundante y minerales. Disponían de todo lo necesario para alimentarse, construir sus casas y elaborar su vestimenta. Habían desarrollado las ciencias y las artes. La tecnología era respetuosa con el medio ambiente. No existían las naciones. Simplemente existía la sociedad, presidida por los valores de la convivencia pacífica, la tolerancia y el desarrollo de las capacidades personales.



Estos seres que llamamos androgín desconocían el origen de su raza. Los científicos investigaban sin resultados positivos sobre este tema. Sin duda su especie contaba con miles de años de existencia. pero ¿Cómo había surgido la especie androgín?



A falta de datos empíricos los habitantes de Androgín recurrían a la mitología. Uno de los mitos mas célebres de estos seres narraba el origen de la especie en los siguientes términos.



EL MITO



Cuenta esta leyenda que en una época remota llegó al planeta Androgín un ser humano procedente del planeta Tierra. En aquel tiempo no existían todavía los androgín. Sólo existía este ser humano, de sexo masculino, que no tenía la facultad de convertirse en mujer.



Este ser humano llegó al planeta Androgín en una nave espacial. Sus compañeros murieron en el aterrizaje, que fue muy accidentado. Este viajero se llamaba Adán Astronaut. Según parece, tuvo que abandonar el planeta Tierra a causa de una guerra devastadora entre humanos. 



Adán se encontraba completamente solo en este entorno. Carecía de alimentos y no podía regresar a su planeta, pues la nave estaba destrozada. Su situación era límite. En medio de la desesperación, comenzó a rezar: "Te lo suplico, Dios de la vida, crea una nueva humanidad sin los terribles defectos de la anterior: la crueldad, las depravaciones, el egoísmo extremo, el deseo de poder sin freno, el odio, las masacres, la codicia y el impulso autodestructivo".



Adán Astronaut se concentró en su oración. Rezó con inusitada devoción durante horas y días. Finalmente, cuando ya estaba a punto de desfallecer por el esfuerzo realizado, Dios, compadecido, escuchó sus plegarias.



"Adán -habló Dios- crearé una nueva Humanidad, más perfeccionada que la anterior. Tus preces coinciden con mis deseos. Haré una Humanidad de acuerdo con un patrón distinto. Te daré una mujer, Eva, que será hermafrodita, es decir, hombre y mujer a la vez. Procrearás con ella. Y tendréis hijos que podrán ser hombres y mujeres según su voluntad por el tiempo que deseen. Es decir, tendrán la facultad para cambiar de sexo cuando les plazca. Cada ser humano, de este nuevo linaje, poseerá lo mejor del hombre y lo mejor de la mujer, sin sus defectos actuales. Por lo tanto, serán seres humanos más completos en todos los aspectos. Haré que el egoísmo, el odio y la crueldad se desvanezcan. Prevalecerán el amor, la compasión y la felicidad. La nueva Humanidad que habitará en el planeta Androgín representará un estado más avanzado de la evolución. He aprendido de los errores del pasado. Ensayaré un género humano renovado. He escuchado tus peticiones, Adán. El Padre no se enorgullece de los defectos de sus hijos".



Adán dio gracias a Dios por su misericordia. Durante siete días dedicó ofrendas en honor a la divinidad. Adán de pronto apareció en un Paraíso lleno de árboles frutales y con un río cuyas aguas desprendían frescor. Entonces escuchó un ruido de pisadas detrás de él. Giró la cabeza y vio a Eva Hermafrodita. Ya no estaba solo.



Además podía comer los frutos de aquel vergel. Adán Astronaut sería el padre de la nueva Humanidad más completa y dichosa, en pocos aspectos parecida a la anterior, a la que él no deseaba recordar, debido a los sufrimientos y pesares que unos se causaban a otros. Todas las mañanas, tras despertarse, Adán daba gracias a Dios: "Gracias señor por tu infinita Bondad".



Adán Astronaut, sonriente, veía crecer a sus hijos androgín. Se sentía orgulloso y satisfecho. La felicidad y la esperanza desbordaban su corazón, pues reconocía que Dios había cumplido sus promesas. Al observar el comportamiento de las criaturas androgín se daba cuenta de que carecían de egoísmo e hipocresía.




Había desaparecido la tendencia hacia la crueldad, que manifestaban tan a menudo los humanos que él había conocido en el planeta Tierra, por desgracia ya prácticamente destruido por la explotación económica irracional, por las ambiciones mezquinas y por las guerras entre naciones.

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