UN NUEVO CONTRATIEMPO PARA CASANOVA

Los anteriores fracasos no le hicieron desistir. Casanova decididamente quería un trío. Para ello seleccionó a dos bellezas ucranianas que trabajaban como camareras en una cafetería que nuestro galán solía frecuentar. Tras una conversación distendida en la que se negociaron todos los pormenores, las dos jóvenes del Este mostraron su conformidad.

Como paso previo para conocerse mejor, Casanova, aficionado a la playa y la natación, propuso a las chicas ir de excursión a un lago que él conocía en la provincia de Ávila. Allí había playas y se practicaban deportes acuáticos.

Los tres se desplazaron en pleno mes de agosto hasta el lago en el Cadillac granate de Casanova. Las ucranianas estaban encantadas. La excursión les parecía una idea estupenda, con el aliciente añadido de ir montadas  en un automóvil muy cómodo y lujoso. Una vez en las inmediaciones del lago, aparcaron el vehículo, se pusieron los bañadores y ¡a nadar!

Casanova aprovechó la ocasión para impresionarlas con su destreza como nadador. Comenzó a nadar más y más deprisa hasta internarse sin darse cuenta en la zona reservada para las motos acuáticas. Centrado como estaba en la natación y en su deseo de exhibir ante las chicas su fortaleza física, el seductor no se percató de que se acercaba a mucha velocidad una moto acuática que, finalmente, le golpeó en la cabeza. El tremendo impacto dejó a nuestro galán inconsciente y herido. Rápidamente los socorristas, avisados por las jóvenes ucranianas y otros bañistas que había en la zona, le sacaron del agua.

El pobre Casanova acabó en Urgencias del hospital La Paz, después de ser trasladado por una ambulancia. La curación de las heridas ocasionadas por el accidente iba a durar bastante tiempo. Durante los meses siguientes el paciente debía llevar una vida tranquila, sin excesos, tomando los medicamentos prescritos y sometido a revisiones periódicas.

El galán de Chamberí se vio obligado a renunciar a un trío planeado casi al milímetro y para el que ya contaba con las chicas, el ingrediente fundamental. La diosa fortuna le había abandonado. Postrado en una cama de la tercera planta del hospital, hecho una birria y con fuertes dolores de cabeza, Casanova se atormentaba pensando para sus adentros: "¡Pero cómo habré tenido tan mala suerte! Ya lo tenía todo planeado. Mecachisenlamar..."

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