POR DETRÁS ME GUSTA MÁS
Conocí al Sargento hace años en una discoteca de Madrid. Era, lo que se dice un "tío marchoso". Le gustaba el alcohol, divertirse, salir por la noche y, por supuesto, las mujeres. Y de las mujeres, una zona concreta: su retaguardia. Esa parte de la anatomía femenina era continuamente atacada por este militar en activo con el grado de sargento del Ejército. Una vez me lo encontré en la discoteca donde coincidíamos casi todos los domingos. Me comentó: "Hoy vengo tranquilo". "¿Por que?", le pregunté. "Porque ya me he corrido en el culo de mi mujer". Así era el Sargento. En el mismo día, primero se lo hacía con su esposa, y, luego, se iba a la discoteca, el muy golfo, por si caía alguna breva más. Me contaba que en el cuartel donde estaba destinado disponía de un cuarto pequeño con un camastro y allí se llevaba a sus amantes, sin que sus superiores lo advirtieran. Para un sodomizador como él, disponer de un picadero, aunque fuera dentro de u...